La artista regresa a la ciudad que la vio nacer en 1961, de la mano del gran coleccionista Antoni Vila Casas.

La calle Ausiàs March recibe estos días a sus enormes criaturas que invitan a la reflexión sobre temas tan transcendentes como la vida, la muerte y la verdad. «Me gusta trabajar con trípticos porque te permiten profundizar», destaca Cabellut.  Su admiración hacia genios de la talla de Goya, Velázquez, El Bosco o Francis Bacon es evidente.

«Es mi debut en Barcelona y mi debut en España», comenta contenta mientras intenta resumir sus inquietudes, sus pasiones y sus debilidades que le inspiran a diario en su taller de la Haya donde trabaja junto a su hijo que se ha convertido en su asistente. En esta exposición nos presenta treinta obras que realizó entre 2012 y 2013. Una de las más potentes es la trilogía de la lágrima donde vemos a un payaso que igual inspira el llanto que la risa. «Me gusta plantear qué es realidad y qué es fantasía», añade esta mujer vitalista de origen gitano.

Su duende es evidente y emana tanta energía como sus lienzos. «Me fui de Barcelona a los 19 años a Holanda para estudiar arte, después pillé una bici y di la vuelta a África hasta que enfermé de malaria y tuve que volver, también viví en Rusia y ahora resido en el centro de la Haya». Una vida para contarla. Los bufones también son protagonistas de sus óleos sobre tela que dejarán huella a quien los vean. «Hay mucho simbolismo y me gusta que la gente se quede pensando cuando ve mi obra», destaca.

Sus exposiciones individuales y colectivas llenan varios folios. “Mi obra ha viajado por todo el mundo y ahora ha llegado el momento de presentarla en Barcelona, creo que es una gran oportunidad”.

(  resumen entrevista  ABC.ES /MARÍA GÜELL / BARCELONA   Día 09/05/2013 )