UN TSUNAMI LLAMADO CARLA
En la república cocotera independiente de mi casa, llevamos casi cuatro años
sufriendo tsunamis. Nada tienen que ver con esos tsunamis que vemos en los
telediarios y desgraciadamente arrancan vidas y hogares de inocentes seres
humanos. Los tsunamis que sufrimos en la república cocotera independiente
de nuestra casa, son tsunamis inocuos.
Como todos los tsunamis, el que pasa por nuestra casa también tiene nombre
de mujer,se llama CARLA & CIA. Nos visita cada quince días, a veces se trata
de un tsunami de baja intensidad,llega sobre mediodía del domingo y desaparece
a media tarde.
Otras veces, como ha ocurrido este fin de semana el tsunami es de alta intensidad,
llega el sábado mediodía y nos abandona el domingo por la tarde, lo sufrimos casi
cuarenta y ocho horas.
En los sesenta metros cuadrados de la república cocotera independiente de
nuestra casa, existe un sitio concreto para cada cosa, y cada cosa tiene su
sitio. En la república cocotera independiente de nuestra casa, se limpia sobre
limpio y el espacio vital que ocupan los muebles esta milimetrado, al igual que
los diferentes atrezos de decoración. Centros de mesas, figuras de porcelana,
bustos de madera, y lámparas de pie. Todos están colocados bajo un armónico
y riguroso orden, a modo de una casa museo. Pero como en todos los museos,
las cosas se miran pero no se tocan, y si pasas esa raya roja imaginaria,
¡¡ saltan las alarmas!!.
Pero cuando llega el tsunami, todo este orden desaparece por arte de magia
y en su lugar se impone el caos. Un bendito caos, que invade la republica
cocotera de nuestra casa, de vitalidad, felicidad, alegría.
Todo esto mesclado con una ola de baba y moco verde, un rastro que Arnau va
dejando por camisas, blusas y prendas de vestir de todo aquel que lo coge en
brazos. La tapicería de las sillas y los sillones también la sufren.
Arnau es mi nieto, el hijo pequeño de mi hija Carla. Es un bebe encantador,
ríe por todo, llora lo justo y ya camina. En su corto año de vida desconoce
que es respirar sin estar resfriado, y entre catarros y refriados le van
saliendo los dientes, por eso el rastro de babas y moscos.
Otros daños colaterales del Tsunami, lo padecen los muebles y en particular
la mesa de centro del salón. En un abrir y cerrar de ojos un maremágnum
de cuentos clásicos de los hermanos Grimm. Docenas de álbumes de pega y colorea
de Disney, desplazan las revistas de decoración. Cientos de rotuladores y lápices
de colores se esparcen por todo el entorno y la alfombra queda cubierta de folios
repletos de arte abstracto. La artista se llama Judit, mi nieta. La hija mayor
de mi hija Carla. Ella lleva ya cuatro años inundado de color, alegría y felicidad
todos los rincones de la república independiente cocotera de mi casa.
El tsunami, no deja un metro cuadrado libre de estragos. El pasillo se colapsa
con el cochecito rosa de “la marta“ un muñeco bebe, con nombre propio. El cuarto
de invitados, se convierte en un cambiador lleno de pañales y ropa infantil.
El mármol de la cocina se llena de bolsas de leche en polvo, biberones,
dosificadores y agua mineral embotellada.
En las estanterías de la nevera, se acumulan potitos de frutas, frascos
de papilla, tigretones y yogures de color azul pitufo. Con el paso de las
horas, el Tsunami lo va Invadiendo todo. La decoración armoniosa y milimetrada
de la república cocotera independiente de nuestra casa, cada vez se parece más
a un chiquiparc.
Uno de los momentos críticos del Tsunami, es cuando llega la hora de dormir.
El comedor deja de dar las funciones para las que fue creado y se convierte
en una pista americana, donde Judit celebra su fiesta de pijamas . Mesa y sillas
quedan apiladas y el espacio central que ocupaban, es conquistado por un enorme
colchón inflable, donde Judit bota hasta terminar agotada y el sueño la vence.
Tras una jornada agotadora de tsunami, la noche transcurre entre toses,
lloros y algún que otro vomito.
Cuando Morfeo te va reconfortando con un sueño reconciliador, saltan de nuevo las
alarmas. No se trata de la rutinaria alarma del despertador, que cada mañana te
despierta con la sintonía de la SER. Lo que te ha hecho incorporarte de una forma
brusca de la cama a las siete de la mañana, es el “ BON DIA , DEL PETS ” , que
suena a toda pastilla por los altavoces de la cadena de música y Judit botando,
esta vez en el colchón de nuestra cama.
Mientras recompones el comedor e intentas que la mesa y la sillas vuelvan a su
sitio de origen para poder desayunar, pones la televisión con el deseo de ver la
posición de Fernando Alonso y su flamante Ferrari rojo. Pero el ruido de los motores
de los coches de formula uno, es engullido por “ YMCA “ del mítico grupo
VILLAGE PEOPLE, que suena ahora por los bafles de la vieja cadena de música.
Sin tiempo de racionar, pasas del canal de deportes al CHANEL DYSNEY y de
Fernando Alonso a BOJ ESPONJA. Entre la visita matinal a COSMOC CAIXA, un paseo al sol
y la comida con reunión familiar, pasa la mañana del domingo. Después de comer…….
de siesta nada y como mucho una cabezada en el sillón, con el oso de peluche
clavado en los riñones.
Por fin llega el atardecer y el Tsunami se retira, poco a poco la calma se va
adueñando de la república cocotera independiente de mi casa, recogemos los
últimos lápices de colores que todavía ruedan por el salón , barres algún resto
De galleta maría y acomodas en los cajones los peluches, las muñecas, el cochecito
rosa de marta, “ el muñeco bebe con nombre propio” .
Ufff ahora si , Mercedes y yo nos sentamos en el sofá libre de muñecos y
peluches. Tras echar una rápida ojeada al salón, comprobamos que los daños
colaterales que hemos sufridos son apenas inexistentes. Y nos congratulamos
por haber resistido otro agotador fin de semana de tsunami.
Sin darnos cuenta la nostalgia nos invade y pasamos el resto de la tarde,
recordando como eran nuestra vidas cuando nuestras hijas eran pequeñas.
Nos preguntamos si nosotros teníamos la misma fuerza que tiene El tsunami Carla.
Llegamos a la conclusión que los hijos se tienen que traer al mundo cuando
eres joven y dispones de todo el potencial físico y mental, para poner en
práctica unas de la pruebas más complejas y complicadas, como es la de crear
una familia.
Acurrucados en la cama, nos disponemos a dormir. La cama todavía conserva
el aroma de Arnau, que pocas horas antes dormía la siesta entre nuestras
almohadas. Esperamos al sueño reviviendo todo el fin de semana y nos dormimos
deseando que la próxima semana nos invada de nuevo el tsunami CARLA & CIa.
Barcelona, un fin de semana de Tsunami.
3 comentarios en «UN TSUNAMI LLAMADO CARLA»
El relato de la «invasión de los nietos» con babas y todo, pero las vuestras…a que sí ?
.
¡Que alegría dan! Aprovechad que crecen muy rápido.
Abrazos.
Me ha encantado el Tsunami llamado Carla. Como siempre lo hemos disfrutado en familia. Ya que a Maite y Vanessa les encanta que lo lea en voz alta. Dando la entonación y haciendo hincapié en cada acento y cada coma. Una lectura excelente con la que disfruto siempre. Muchas gracias por ofrecernos estos magníficos relatos. Un abrazo José María.
gracias por vuestros comentarios, siempre es un placer saber que alguien se lo pasa bien cuando lee estos relatos, que no pretenden nada más que arrancar una sonrisa.