EL ÚLTIMO ADIOS
Ayer me llamaron para darme la peor noticia que se puede dar sobre alguien y es que ese alguien se haya muerto. Mires como lo mires, morirse es una putada y eso es lo que le ha ocurrido a mi amigo. Hace cuarenta años que conozco a Paco Martinez, era un tipo duro y curtido por los avatares de esta vida. Un republicano comprometido con el Partido Socialista de Cataluña, un militante activo de UGT. En el transcurso de su existencia, Paco siempre se empeñó en ser una persona progresista y tolerante, toda su vida lucho para defender la libertad, la igualdad. Como Marx , mi amigo Paco consideraba que la religión era el “opio de las masas” por lo que siempre se declaró un ateo convencido.
Por la tarde me acerque al tanatorio, en el velatorio seriamos unas treinta personas , más de la mitad superábamos los sesenta años. De reojo y con disimulo iba intentando reconocer algunos de los asistentes, precisamente estaba charlando con un excompañero de trabajo, cuando se nos acerco una señora que nos saludo con un “Hola chicos”, los dos nos miramos extrañados y ella sorprendida se presento como “Soy Alicia, la telefonista”. Nuestra Alicia una monada de niña, bajita pero monísima y con unas tetas increíbles, convertida en una mesa camilla con patas. Que cruel es paso del tiempo, esta noche he tenido una pesadilla con Alicia, explotaba en mil pedacitos en medio de la oficina.
¿Os habéis fijado, lo arrugados y decrépitos que encuentras a los viejos conocidos?, supongo que básicamente, por lo viejos que están. Esta mañana mientras me afeitaba, he intentado analizar mi imagen y sinceramente, no me veo tan mal. Reconozco que alguna arruga si que me encuentro, patas de gallo también, algo de sobre peso y el poco pelo que me queda es totalmente blanco, pero no me puedo quejar, por lo menos mientras no me pongo las gafas de ver. Es curioso eso de las gafas de ver, tengo una amiga que dice que si no se las pone, no oye bien. Todo un misterio. Antes de salir de casa, me he cruzado con mi mujer en el pasillo ¿ Le he preguntado como me veía?, ella con su pragmatismo habitual solo ha dicho dos palabras,“ gordo y viejo”, ¡¡ esa es mi chica, siempre dando ánimos ¡!.
Hoy al llegar al tanatorio, lo primero que he hecho es dar el pésame a la viuda, con la mala suerte que la mujer me ha cogido del brazo y me ha arrastrado literalmente hasta el féretro, diciéndome entre llanto, “ pasa a verlo hombre, que ha quedado muy guapo”. A ver Paco tenía muchas cualidades, pero guapo, guapo, lo que se entiende por guapo, mi amigo Paco, no lo era, además cuando estaba delante del finado, me ha venido a la mente aquello de “ disculpe que no me levante. “ , a punto he estado de que me diera la risa tonta. Por fin, he conseguido evadirme de la viuda y he salido al pasillo a saludar nuevamente a los “viejos conocidos” , Alicia no estaba. Cuando llego el momento de pasar a la capilla, sus más allegados ocuparon las primeras filas, en sus ojos vidriosos y en sus caras se podía contemplar el dolor. Frente a nosotros un grupo de cuatro jóvenes, uno de ellos sentado tras un piano y tres más con violines entre sus manos, todos vestidos de riguroso luto. Por un momento, me han recordado a los Beatles, de los años sesenta. Me extraño ver aquellos músicos , antes de entrar un familiar cercano había comentado que se trataría de una ceremonia totalmente laica y breve. La verdad lo primero que pensé es que seguramente sería la primera vez que iba a oír “ la internacional” interpretada por violines y piano. El silencio en la sala era total y solo quedaba roto por algún carraspeo o algún que otro murmullo.
Se abrió una puerta lateral de la sala y entro una persona del staf de pompas fúnebres. Con un significativo gesto, nos indico que nos levantáramos. Tras él, entraron dos empleados, que conducían sobre una plataforma con ruedas, un féretro de color caoba, sobre su tapa un crucifijo. Tras él, un sacerdote con túnica morada y estola blanca. Mientras la comitiva se dirigía al altar, los murmullos de la sala cobraron la categoría de rumor. La verdad es que en ese instante, yo me quede ojoplatico.
El cura nos bendijo a todos y empezó la ceremonia, la voz del sacerdote por los altavoces que sonaba a ultratumba, se junto a los rumores , al ruido de algunos bancos y los pasos firmes del hijo mayor de mi amigo, dirigiéndose a los señores del staf de pompas fúnebres. Hubo un cruce de palabras entre ellos y todos juntos se dirigieron al sacerdote que seguía hablando de Dios, del juicio final y de la resurrección. Estaba claro que allí se iba armar la marimorena.
Entre el féretro y el altar, se formo un corrillo entre los señores de pompas fúnebres, el sacerdote y los familiares más cercanos, que poco a poco iban alzando el tono de voz. El único que no decía ni pío era el pobre Paco. El resto, seguíamos observando un poco atónitos desde nuestros bancos, nos preguntábamos, cual sería el motivo de aquel improvisado corrillo, aunque en nuestro interior conocíamos la respuesta. Un cura con sotana morada y un féretro con crucifijo era lo último que podías esperar en el funeral de mi amigo Paco.
Fueron diez minutos intensos, llenos de idas y venidas del staf de pompas fúnebres, de nervios a flor de piel entre el resto de componentes del corrillo, de tensión por el llanto cada vez más desesperados de la viuda que sentada entre sus nueras no entendía que estaba ocurriendo, los murmullos cada vez más generalizados del resto de los bancos. Por fin, un señor del staf de pompas fúnebres, se dirigió a todos los presentes, indicando que pasáramos a la sala contigua, ya que por un mal entendido, en aquel ataúd no se encontraba el cuerpo inerte de nuestro querido amigo, sino el de otro Paco Martinez (guardia civil de profesión y afiliado al P.P. ) estos dos detalles lo facilitaron la familia de mi amigo Paco, una vez nos encontramos en la calle.
Poco a poco, en silencio y con un riguroso orden, fuimos abandonando aquella sala. En el hall, nos cruzamos con los asistentes al funeral del otro Paco Martinez, el guardia civil afiliado al P.P., ellos habían pasado por el mismo trago, por lo que las miradas y los gestos entre los dos grupos eran de total complicidad, solo falto el apretón de mano y el cambio de banderines de los capitanes, para que aquello se pareciera al inicio de un partido de Champion Ligue.
Ahora si, todos los presentes nos fuimos colocando en los correspondientes bancos, delante de los asientos un féretro cubierto con la bandera republicana y un atril desde donde un señor del staf de pompas fúnebres, recordaba a los presente la buena persona que había sido el finado. Por un instante , visualice a mi amigo Paco Martinez, un tipo duro, republicano, ateo, con el puño en alto, gritando libertad, amnistía y estatuto de autonomía delante de las puertas del cielo. San Pedro, llaves en mano y parapetado tras Paco Martinez, el guardia civil afiliado al P.P.
A veces la vida, te da unos sustos de muerte. Descanse en paz.
Barcelona, 1 octubre de 2018
José Mª Fdez. Gallardo