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En la agenda de mi móvil, tengo como primer  contacto en caso

de urgencia el número de teléfono de mi hermano Emilio.

Esto no es por casualidad, en realidad esto ha ocurrido toda la vida.

Mi hermano Emilio siempre ha ocupado en mi agenda emocional

el primero lugar,  en caso de urgencia o necesidad. Soy incapaz de

recordar un solo instante de mi niñez,  en el que mi  hermano Emilio

no este presente. Él siempre fue mi leal compañero,  en los juegos infantiles.

El mayor cómplice de mis travesuras, el confesor al que contaba mis

pecados  de adolescencia, el admirador al que  deslumbraba  con el

relato de mis conquistas juveniles,  el báculo en el que me he apoyado

cuando de adulto me han  faltado las fuerzas para seguir caminando

por el sendero de la vida.

Mi hermano Emilio, lejos de los tópicos que dicen que es un tipo que no

tiene interruptor entre el cerebro y la lengua, al que solo le gusta jugar

al golf, bailar salsa y ver las películas que canal plus  pone de madrugada,

es  una persona con muchas cualidades . Un ser afortunado, según

sus propias palabras, por  todo lo que la vida le ha dado y está convencido

de que es capaz de trasmitir esa suerte y esa fortuna  a todo el que le rodea.

Amigo de sus amigos y un peso pesado en el entorno familiar. Alguien con

el que siempre puedes contar cuando lo necesitas, por que él  siempre va a

estar hay.

Mi hermano Emilio, lleva toda la vida sufriendo heroicamente,  mi mal humor,

mis reproches, mis caprichos. Y por el contrario, siempre he disfrutado de

su apoyo, de su complicidad, de su comprensión. Es por todo esto que hoy

voy a provechar  la ocasión que se me brinda en la celebración de su sesenta

aniversario, para expresarle toda mi admiración por ser como es.

Una persona sencilla, un hombre bueno, un ser especial.

Moltes felicitats  germa

 

Barcelona, 26 de marzo 2015

José María Fdez. Gallardo