EL SÁBADO POR LA MAÑANA
¡¡ Los sábados no teníamos clase!!. Nos podíamos levantar más tarde y jugar toda la mañana. El sábado tan solo teníamos una obligación . Ayudar a mi madre a traer la compra, desde el mercado hasta casa. Cuando las manecillas del reloj marcaban las doce menos cuarto del mediodía. La abuela María salía al patio y nos avisaba que debíamos recoger a mi madre en el mercado y ayudarle con la compra. A veces mi hermano Emilio y yo, hacíamos…